TODAS LAS HISTORIAS SE ESCRIBEN CON LA TINTA NEGRA

Por: Ismael Illescas
Es lo que decía en cada junta el jefe de redacción, cuando trabajaba en el periódico. Al principio no sabía a qué se refería y muy pocas veces, en mi ajetreada rutina, me puse a pensar sobre aquella frase que siempre expresaba el señor.
Uno comienza a encontrarse con historias de todo tipo; el oficio de periodista te lleva a estar alerta ante cualquier situación que pueda generar noticia. Algunos sucesos cobrarán relevancia, otros simplemente carecerán de “carnita” para poder hacerles una nota, sin embargo, el precedente estaba. A veces los hechos más insignificantes a primera impresión no explotan como bomba, sino que es el asomo de algo mucho más trascendente.
A lo largo de varios años cubrí diversos tipos de notas, desde la roja hasta la rosa; aunque éstas tuvieran color, el jefe siempre nos decía que se terminaban escribiendo con la tinta negra. Mi pensar sería muy simplista al decirme que, quizá, él se refería a la impresión de las páginas del suplemento diario, cosa que es cierta, pero que pecaba de literal.
Un día busqué reunirme a solas con el jefe de redacción. Él como todo hombre de noticias otorgaba breve tiempo a sus colaboradores en cuanto a charlas personales. Los temas de la conversación siempre estaban alineados a las notas del trabajo.
Por fin aceptó reunirnos en un café fuera de la oficina y empezamos a platicar de las experiencias y anécdotas en este oficio. Él me platicaba sus vivencias cuando fue corresponsal de una agencia extranjera en Europa y de cómo cubría las épocas de guerra en los países conflictuados. Le tocó mirar el hambre, la desolación y todas las carencias y dificultades de la gente.
La charla se extendía bastante, era una serie de sesiones de cultura, geografía, economía, sociedad, psicología, política y más. A ello, no podía quedarme sin preguntarle el porqué siempre nos mencionaba su frase en cada junta de redacción.
– ¿Ya estás sacando tu sentido periodístico? – me dijo sonriendo.
– No, es solo una curiosidad que he tenido por años. – Ok, ya veo.
– ¿Porqué dice que las historias se escriben con tinta negra? Es una metáfora de vida, si así lo quieres ver – me respondió y continuó.
– Hay dos elementos en las historias: los sitios y los protagonistas, éstos a su vez se alimentan mutuamente. Tú y yo en este momento estamos generando una historia. Todo sitio y toda persona lleva consigo información, es información, al no conocerse se convierten en hojas blancas que andan sin mancha al ojo público. La información que poseen es la tinta con la que trazan sus distintas historias, con los sitios sucede lo mismo.
Hay personas que riegan su tinta, se manchan en ella y ahí surge la historia. Nosotros llegamos a preguntar e hilar el porqué del riego y la extensión de la mancha, para después, con la información obtenida, usamos la tinta para escribir su historia. – No lo había visto desde esa perspectiva. – Todo aquel que escribe hace uso de la tinta negra para contar sus historias y el periodista lo hace más.
Lo que me compartió hizo que pensara mucho más en las analogías que me había puesto, ¿la vida de algo o alguien es una hoja blanca por conocer y escribir?, me quedo observando a mi alrededor y veo más posibilidades de historias.
Ahora me pregunto mucho más el porque de las cosas. Dejé el periodismo y me dediqué a escribir literatura, o intento de literatura. La construcción es distinta porque ya no tengo que mostrar la realidad en notas periodísticas, juego con la ficción de la subjetividad que vivimos. He pensado en García Márquez cuando escribió Relato de un náufrago y el como con sus palabras convirtió en un héroe a su protagonista. El hecho real que, con la tinta negra del Gabo, trascendió.
Ahí van millones de hojas que ofrecen el impulso de escribir en ellas. La pluma se alista para compartir sus historias con la tinta negra.