EL OCIO CREATIVO

Por: Ismael Illescas Ramírez

Tiempo menos, tiempo más, tiempo de sobra es lo que la mayoría de las personas tenemos en el trayecto de la vida, aunque eso sí, ¿cómo hacemos uso de nuestro tiempo? o mejor dicho ¿en qué enfocamos nuestro tiempo?

En este mundo acelerado y de cambios constantes pocas veces no nos damos el gusto de contemplar por minutos lo que nos rodea, y que dicha contemplación nos lleve a apreciar y admirar desde los sucesos naturales hasta las grandes obras de los artistas. Al contemplar y apreciar nuestro cerebro activa el universo de significados que son capaces de provocar reacciones emotivas.

La emoción a su vez se llena de imaginación y creatividad, semillas importantes que nos pueden llevar a expresarnos hasta convertirnos en seres libres, independientes y de criterio. Bendito es el tiempo que le asignamos a la contemplación y apreciación de las cosas. A ese tiempo se le llama ocio.

Todos somos ociosos hacia algo, tengamos mucho o poco tiempo siempre se le asignará parte de él a nuestros gustos y aficiones. El ocio ve las actividades como juego (a veces como reflexión) y de él nacen aquellas maravillas que el hombre ha descubierto a lo largo de su evolución.

La curiosidad está implícita en el ocio y eso provoca la conexión de la inspiración con el conocimiento, la pasión se encuentra presente y los auto cuestionamientos surgen como ronchas en la piel. La ociosidad bien enfocada provoca seres ingeniosos, que dedican tiempo a lo que sienten placer de hacer.

Dejando a un lado el interés capitalista, el ocio creativo fluye en todas las áreas y disciplinas, para quien lo vive no es un trabajo (aunque desde otra perspectiva lo es); es un acto de encuentro interior donde la prueba y el error son constantes y el aprendizaje continuo hace conocedoras a las personas.

Todos sentimos placer de crear y cuando se logra nos convertimos en seres felices. ¿Cuál es tu ocio creativo?, ¿lo has identificado? Quizá tengas algo de ti que pueda aportar a nuestra sociedad.