LOS ROSTROS DEL MIEDO

LOS ROSTROS DEL MIEDO

POR: ISMAEL ILLESCAS RAMIREZ

Aún recuerdo aquella sensación interna que paralizó mi cuerpo cuando me encontraba cercano a vivir una experiencia nueva en mi vida, aun puedo palpar como empezaron a ser notorios los abruptos cambios que iba teniendo cada parte de mí.

Comenzó a sudarme la frente y mi sistema nervioso empezó a sentir ansiedad perdiéndome de todo sentido racional y dándome cuenta que poco a poco me iba encerrando en mi propio mal estar, hasta que llegó el momento en que saque a flote la explosión de mi desesperación.

Ahí descubrí lo que fue sentir miedo, vivir con miedo, andar con miedo, presagiar con miedo, responder con miedo y así cada verbo que pudieras aportar traía consigo éste apegado mal. Sin embargo, la diversidad de sensaciones provocaba en mi curiosidad la inquietud de ir descubriendo los distintos rostros del miedo.

El miedo proviene de la inseguridad propia, de la creación de la angustia cuando ésta provoca presentimientos que no nos dejan certeros a algo volviéndose incertidumbre y dándonos a pensar lo qué podría pasar.  El miedo puede disfrazarse de muchas maneras y emitirse en sus diferentes formas.

Esconderse en una risa nerviosa nos refleja miedo a alguna situación que se oculta o que se sabe y no se quiere expresar, buscando disimular al cubrirla. Una risa burlona, suele también expresar ese miedo que se tiene al querer menospreciar a las demás personas siendo un mecanismo de defensa para evadir sus propios miedos.

Hay miedos que son de contexto, por la inseguridad que se puede vivir en nuestra colonia, ciudad o país. Al no sentirse seguro ni de nuestros propios vecinos porque podemos sentirnos vigilados, haciéndonos personas desconfiadas y alejadas de la gente que nos rodea. Dejamos de creer en nosotros mismos como sociedad, puesto que se conocen tantos casos desalentadores que así lo confirman y la poca credibilidad de la justicia formal.

Existe también el miedo invisible, aquel que por lo regular vive en las suposiciones del individuo, que suele aprehenderse a un mismo modo de vida y a los mismos resultados. Aquellos que el cambio repela por no ver una estabilidad segura marcada y definida.

El miedo puede manifestarse de esas y muchas formas más; el enojo, la apresuración de las cosas, la intolerancia, la apatía; suelen ser las caras del miedo. En algunas de las veces, el miedo suele ser el motor de decisiones equivocadas, incluso en la preservación de la propia vida.

Pueden existir muchos métodos para poder vencer el miedo, sin embargo, éste solo puede decaerse en el momento en que la voluntad, la libertad de tomar decisiones certeras bajo su propio riesgo y el auto conocimiento de nosotros mismos lograrán nuestra propia evolución.

En ocasiones, el miedo se convierte en ese reto para darle sentido y sabor en este espacio temporal llamado vida.

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Redacción

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