AMLO EN MINATITLÁN

Apenas la semana pasada hablaba de la importancia de que los buenos gobernantes pensaran en proyectos más allá del horizonte de sus encargos políticos, que siempre son pasajeros y más breves de lo que aparentan en un principio.
Y justo vino el presidente Andrés Manuel López Obrador a tierras veracruzanas. A Minatitlán, para ser precisos, donde supervisó los avances de la rehabilitación de la Refinería General Lázaro Cárdenas del Río, acompañado de la Secretaria de Energía, Rocío Nahle, y del Gobernador Cuitláhuac García Jiménez.
Resulta que la rehabilitación de la Refinería forma parte –junto con la construcción de Dos Bocas, desde luego- de su visión de futuro para la autonomía energética del país.
En pocas palabras, el Presidente López Obrador busca heredarnos un país que no importe gasolinas.
¿Por qué es importante eso? Porque los neoliberales (que algunas y algunos extrañan y defienden) nos heredaron un país que produce petróleo, lo vende al extranjero, aquellos lo transforman en gasolinas y nos las venden más caras de lo que nosotros les vendimos el petróleo a ellos. Una chulada de negocio para ellos y una canallada para el pueblo mexicano.
Y no deja uno de sentir orgullo que Veracruz tenga una participación crucial en los planes estratégicos de nuestro Presidente para el país.
Más, cuando en los últimos días no hemos tenido un anuncio, sino dos:
Apenas la semana pasada también nos adelantó el Presidente que el tránsito de pasajeros y carga entre Salina Cruz, Oaxaca, y Coatzacoalcos, Veracruz, empezará a mediados del año próximo.
Significa que para las próximas vacaciones de verano podremos comprar nuestro boleto para irnos a turistear en tren al Istmo de Tehuantepec. El viaje que en ADO se tarda más de ocho horas, en tren se tardará menos de cuatro, con vistas panorámicas y toda la cosa.
Por hechos como estos Veracruz le ha respondido al Presidente como lo ha hecho. Me queda claro que Veracruz está en su ánimo, en sus planes y en su presupuesto. Y amor con amor se paga.