MOROS Y CRISTIANOS, ARTESANÍAS Y ARTE DE COSCOMATEPEC

MOROS Y CRISTIANOS, ARTESANÍAS Y ARTE DE COSCOMATEPEC

Coscomatepec, Ver.- Los Santiagos lucen orgullosos desde una mesa con sus multicolores trajes. Son miniaturas, reproducciones que, gracias a Hugo Flores Castillo, ahora se encuentran hasta en los Estados Unidos.

“Lo empecé a hacer por gusto, porque me gustaba ver a los danzantes y los hice para jugar”, comenta el artesano frente a un estante desde donde miran expectantes más de 20 miniaturas, todo un ejercito de moros y cristianos esperando por alguien que los adquiera como recuerdo del Pueblo Mágico de Coscomatepec.

“A la gente sí le gustan las figuras, vendo durante todo el año, a veces el grupo de danzantes completo” comenta el entrevistado, quien, para elaborar una pieza sencilla, requiere de cuando menos dos días. Más que un trabajo, es un pasatiempo en el que pone todo su empeño.

Hugo, a cuya mesa se acercan lo mismo niños que adultos para admirar su trabajo, se desempeña como técnico en electrónica, pero ahora, gracias a la aceptación de sus artesanías, tiene un ingreso extra. Desde la mesa, una base giratoria pone a danzar a las reproducciones, que de repente, cobran vida.

Por lo general, un grupo de danzantes lo conforman siete cristianos y siete moros, más un pilatos.  Cada pieza es completamente diferente a la anterior, anota el artesano, quien buscando ser fiel a la vestimenta de Los Santiagos, elabora sus figuras con las prendas que los danzantes ya no utilizan.

Las artesanías que elabora Hugo, gracias al nombramiento de Coscomatepec como Pueblo Mágico, le han permitido llevar su arte no solo a otros estados, sino a los Estados Unidos, pues a esta localidad llega gente de ese y otros países, que los compran como un recuerdo de su visita.

“Lo que deseo es que la gente pueda conocer nuestra cultura y tradiciones llevándose una figura de recuerdo, Los Santiagos son parte de la identidad de Coscomatepec”, destaca Hugo Flores, que espera asistir a la siguiente feria para poder llevar a danzar a sus Santiagos.

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Miguel Olvera