LEGIONELOSIS, LA ENFERMEDAD QUE AUMENTA EN NUEVA YORK
ESTADOS UNIDOS.- La legionelosis es una infección causada por bacterias del género Legionella que puede presentarse como una neumonía grave (enfermedad del legionario) o como un cuadro leve tipo gripal (fiebre de Pontiac).
Se adquiere principalmente al respirar microgotas de agua que contienen la bacteria, no por contacto directo entre personas. Es prevenible con planes adecuados de gestión del agua en edificios y tratable con antibióticos si se detecta a tiempo.
El término “legionelosis” abarca dos entidades:
Enfermedad del legionario: neumonía potencialmente grave, con fiebre, tos, dificultad para respirar, dolores musculares, cefalea y, a veces, síntomas gastrointestinales o neurológicos. La incubación suele ser de 2 a 10 días (puede extenderse), y requiere diagnóstico específico.
Fiebre de Pontiac: cuadro leve sin neumonía, con fiebre y malestar, que suele resolverse espontáneamente en pocos días.
Clínicamente, la enfermedad del legionario no se diferencia a simple vista de otras neumonías, por lo que el diagnóstico se confirma con pruebas como antígeno urinario y cultivo o métodos moleculares en muestras respiratorias.
La letalidad varía según el estado del paciente y el contexto de adquisición: sin tratamiento oportuno puede ser alta, pero con manejo adecuado suele oscilar del 5 por ciento al 30 por ciento (más en personas inmunodeprimidas o en brotes asociados a hospitales). En reportes de vigilancia en EU, la letalidad promedio para enfermedad del legionario ronda 6 por ciento.
Legionella vive de forma natural en ambientes acuáticos y prolifera en aguas tibias y estancadas de sistemas artificiales: torres de enfriamiento de edificios, sistemas de agua potable, jacuzzis, spas y fuentes decorativas. El contagio ocurre al inhalar aerosoles contaminados o, menos comúnmente, por microaspiración.
La transmisión entre personas es extraordinariamente rara; en términos generales no se considera contagiosa de persona a persona.
Están en mayor riesgo las personas mayores de 50 años, fumadores, quienes padecen enfermedad pulmonar crónica, diabetes u otras condiciones que deprimen el sistema inmune, así como pacientes hospitalizados.
El control efectivo exige planes de gestión del agua (temperatura, desinfección, limpieza y monitoreo) especialmente en hospitales, hoteles, residencias y edificios con sistemas complejos.
Además de la gestión edilicia, expertos advierten que olas de calor, inundaciones y envejecimiento de infraestructura crean condiciones de mayor riesgo para el crecimiento de Legionella, lo que podría favorecer más brotes si no se refuerzan las medidas preventivas.
Los brotes de legionelosis suelen concentrarse en barrios o edificios cuando varias torres de enfriamiento o sistemas de agua fallan a la vez.
Esto sobrecarga servicios de urgencias, obliga a remediaciones costosas, afecta la confianza pública y, en el caso de hospitales, pone en riesgo a pacientes vulnerables.
La prevención —y no la reacción— es la estrategia más costo-efectiva: inspecciones periódicas, mantenimiento documentado, pruebas de laboratorio y protocolos claros ante resultados positivos.
Para el público, las recomendaciones son simples: buscar atención médica de inmediato ante fiebre, tos, dificultad respiratoria o dolor torácico, sobre todo si se vive o trabaja en zonas con avisos sanitarios; y para administradores de edificios, cumplir normativa, remediar de forma inmediata las torres o circuitos con resultados positivos y comunicar a las autoridades.
El Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York (NYC Health) investiga desde finales de julio de 2025 un cluster comunitario de enfermedad del legionario en Central.
Al 22 de agosto, la página oficial reportaba 112 casos confirmados, 6 defunciones y 7 hospitalizaciones en curso. La ciudad localizó 12 torres de enfriamiento con cultivo positivo en 10 edificios y ordenó su remediación; las acciones de limpieza y desinfección se completaron o están bajo orden obligatoria.
Las autoridades enfatizan que el riesgo no proviene del agua potable del edificio, sino de aerosoles emitidos por torres.
Los casos han empezado a descender tras las intervenciones, y se realizan análisis genéticos para relacionar cepas de pacientes y torres, con el fin de identificar las fuentes exactas.