LOS CAMBIOS
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Por: Ismael Illescas Ramírez
“Lo más constante en esta vida es el cambio”, leía por ahí el texto que hacía referencia a las enseñanzas y pensamientos del filósofo griego Heráclito acerca del tiempo y las modificaciones de percepción sobre algo. Según él, el origen de la existencia se basa en el fuego porque es un elemento creativo y transformador. Para Heráclito, el cambio no es parte de la vida sino la vida misma y su teoría la refuerza de que todas las cosas entran y salen de la existencia a través de un choque de opuestos que crean y destruyen continuamente.
¿Cuántas veces hemos usado la palabra cambio en nuestro vocabulario?, ¿cuántas ocasiones queremos uno o varios cambios?, ¿Cuántas veces nosotros, desde la individualidad y/o colectividad, nos activamos a generar cambio? Creo que es momento de preguntarnos y desde nuestra respuesta podríamos vislumbrar la víspera de un posible cambio.
Los cambios van de la mano con el tiempo y la acción, a ello se suman las condiciones y las vías de encause para que se vayan dando sobre el trayecto. Los cambios generan miedo, incertidumbre y riesgos que se cuentan a cucharadas por las proporciones de impacto. Es el juego de la prueba y el error, la causa y la consecuencia.
El cambio busca efectos transformadores desde la individualidad, la colectividad y lo social, pueden manifestarse en cambios de pensar, de accionar y por ende de comportamiento. Existen cambios en el control interno y otros en el control externo. Sin embargo, no podemos dejar a un lado los cambios que persigue la perversidad de las debilidades humanas y que están orientadas al egocentrismo individualista y muchas de las veces alejado de variables y elementos que permitan ampliar el abanico de posibilidades y probabilidades con sus impactos.
Existen cambios de naturaleza propia, un día hace frío extremo y al otro día el calor se comporta abrumador. Las precipitaciones pluviales o la escasez de agua. Es el cambio climático que va modificándose ante el cuidado y el descuido de la humanidad.
Los cambios generan debates, puntos de encuentro, desencuentro y opinión. Hay gente que no quiere cambios y son los mismos cambios los que la incluyen en el juego. Todas las personas hemos sentido los cambios, desde nuestras decisiones hasta en las decisiones de otros. Desde la adaptabilidad a ellos cuando no se puede ni desprender del mismo. Bien lo decía Heráclito: “Todo fluye. Todo está en movimiento y nada dura eternamente. Por eso no podemos descender dos veces al mismo río, pues cuando desciendo al río por segunda vez, ni yo ni el río somos lo mismo.”
“Y así como todo cambia que yo cambie no es extraño”, son los versos de la canción Todo cambia del músico y compositor chileno Julio Numhauser Navarro y que grabara Mercedes Sosa; en esta propuesta melódica y poética podemos escuchar dosis de comprensión al cambio en variados matices en sus palabras y elementos.
El cambio genera aprendizaje y sabiduría, se logra explorándolo y viviéndolo con los miedos y los riesgos incluidos. Podrá gustarnos o no, estaremos inmersos ante ello y la adaptabilidad nos hará encontrar posibilidades de resiliencia o mejora. Ahí podremos encontrarnos con la ausencia y la carencia, la pérdida y la ganancia y solo el tiempo y la voluntad podrán otorgarnos niveles de consciencia para comprender el efecto transformador del cambio.
¿Has sentido los cambios? ¿Qué te gustaría cambiar y por qué?
Te invito a auto responderte.