TIEMPOS DIFÍCILES

TIEMPOS DIFÍCILES

Por: Ismael Illescas Ramírez

“Tiempos difíciles estamos viviendo”, escuché hace poco en la conversación de dos señoras en la calle. “Siempre han existido”, externó como respuesta una de ellas. Los hechos violentos han rebasado el sentido humano, el encuentro de la poca tolerancia se convierte en un factor común a últimas fechas en nuestras ciudades y países.

No podemos estar alejados de lo que sucede en otras latitudes, sin embargo, siendo más profundos, deberíamos cuestionar lo que hacemos y decimos con los nuestros. Se dice que la primera educación se recibe en casa puesto que es el pilar sólido de los primeros comportamientos en la infancia y que de ella deriva la personalidad hecha cuando se es adulto.

En algún momento de la vida hemos experimentado la violencia en cualquiera de sus presentaciones y formas. Desde la más suave hasta la más agresiva y dolosa. Sea como protagonista siendo victimario o víctima o como solo espectador de escenarios violentos.

¿Qué haces en esos casos? ¿Te has preguntado por qué lo sientes? ¿Te has dado la oportunidad de solicitar ayuda ante ello?

Son respuestas muy personales que podríamos plantearnos para ser autocríticos con nuestros sentires y pensamientos, siendo honestos y francos.

Todos los días consumimos violencia y lo peor es que la naturalizamos hasta desarrollar apatía siendo indiferentes al sufrimiento de las víctimas y a la impunidad de los victimarios.

Existen dos valores universales que abiertamente promueven todas las causas de calidad de vida: respeto y amor. De ahí se derivan las demás virtudes que cimentan las voluntades para decisiones de apoyo y unión. Sé lee fácil y simple, y cierto, en tantos siglos han existido hechos violentos haciendo que la simplicidad sea compleja. Razones, muchas; quizá va más por las debilidades y obsesiones humanas que generan sentidos de posición y posesión.

Si, tiempos difíciles estamos viviendo y si, siempre han existido, aunque estemos en el siglo XXI. Las preguntas están al aire, o bien, podemos ser más crudos preguntándonos, ¿me gusta la violencia?

La respuesta y solución siempre ha estado en el corazón humano. ¿Tienes voluntad para hacerlo y resolverlo desde tu entorno y contexto?

Deja que tu conciencia sea un manantial humano.

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Redacción

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